lunes, 3 de junio de 2013

EXAMEN 3 ER PARCIAL

INSTRUCCIÓN:
1. REALIZAR LA LECTURA DEL MATERIAL
2. SACAR UN BREVE RESUMEN DEL MISMO PRESENTARLO POR ESCRITO
3. ESTABLECER UN MAPA CONCEPTUAL DE CADA TEMA
4. REALIZAR UN CUESTIONARIO (10 PREGUNTAS CON RESPUESTAS) TODO PARA ENTREGAR

Ensayo del Proyecto Venus

El Futuro y más allá, por Jacque Fresco
Más allá de la utopía
Con el advenimiento del desarrollo futuro de la ciencia y la tecnología,
delegaremos cada vez más la toma de decisiones en las máquinas. Actualmente,
esto queda evidencia en los sistemas militares, donde son sensores electrónicos
los encargados de mantener las características óptimas de vuelo en los modelos
avanzados de aviones. La capacidad de los ordenadores supera hoy en día los
quinientos billones de bits de información por segundo. La complejidad de la
civilización actual es demasiado alta para que sean sistemas humanos quienes
lo administren, sin la ayuda de computadoras electrónicas. Los ordenadores de
hoy serán considerados primitivos en comparación con los modelos
evolucionados del futuro. Finalmente, la gestión de los sistemas sociales
demandará y requerirá sensores electrónicos interconectados con todas las fases
de las secuencias sociales, eliminando así la necesidad de la política tal cual la
conocemos.
Hoy en día, las plantas industriales modernas han desarrollado sistemas
de inventario automático que generan, con la antelación necesaria, todas las
órdenes de compra de materiales necesarios para su operación como
rodamientos mecánicos y otras piezas. Creemos que es posible lograr una
sociedad, donde la gente pueda vivir vidas más longevas, más sanas, más
productivas y con más significado. En tal sociedad, la medida del éxito se basa
en el cumplimiento de los sueños individuales, en lugar de la adquisición de
riqueza, propiedad, o poder. Aunque muchos de los conceptos presentados
aquí pueden parecer objetivos inalcanzables, todas las ideas se basan en
principios científicos conocidos. No es mi propósito escribir un artículo para
que sea consensuado y considerado aceptable por todos, ya que no es ésta la
preocupación última de la ciencia.
La dirección social que se propone aquí no tiene parangón en la historia
con cualquier otra ideología política o estrategia económica anterior. Para
establecer los parámetros de esta nueva civilización, será necesario trascender
muchas de las tradiciones, valores y métodos del pasado. El futuro
evolucionará sus propios nuevos paradigmas, de acuerdo con cada etapa del
desarrollo humano y tecnológico. A lo largo de la historia de la civilización, sólo
unos pocos caudillos o políticos nacionales han propuesto alguna vez un
amplio plan para mejorar la vida de todas las personas bajo su jurisdicción.
Aunque personas como Platón, Edward Bellamy, HG Wells, Karl Marx,
Howard y Scott hicieron algunos intentos para presentar una nueva
civilización, el orden social establecido los consideró soñadores poco prácticos
con diseños utópicos contrarios a los elementos innatos de la naturaleza
humana.
Contra estos pioneros sociales existió un formidable statu quo compuesto
de los intereses creados de quienes se sentían cómodos con las cosas tal cual
estaban, y una población en general que, luego de años de adoctrinamiento y
acondicionamiento, no quería cambios radicales, hasta convertirse en los
millones de guardianes tácitos del statu quo. Las perspectivas y filosofías de
esos dirigentes fueron coherentes con sus posiciones de ventaja diferencial. En
1898, Edward Bellamy escribió el libro ‘Mirando hacia atrás’. Concibió un
sistema social igualitario ideal, con muchas ideas avanzadas para su época. Este
best-seller despertó gran interés, y muchas personas se preguntaron sobre cómo
este tipo de sociedad utópica de cooperación podía ser llevado a cabo. Pero
Bellamy respondió que sólo era un escritor y que no sabía cómo crear este tipo
de sociedad.
Las propuestas que él presentó, y otras como las de la República de
Platón, los escritos de Karl Marx, las teorías de HG Wells en su libro ‘La forma
de las cosas por venir’, y tantos otros, representan intentos de encontrar
soluciones a muchos de los problemas que civilizaciones anteriores no lograron
resolver. No cabe duda de que en tiempos de los libros de Bellamy las
condiciones sociales eran abominables, lo cual hizo de su ideal utópico algo
muy atractivo. Lo que parece faltar en la mayoría de estos conceptos ha sido, sin
embargo, un plan general y los métodos necesarios para un régimen transitorio
que permita que dichas ideas se conviertan en una realidad. La mayoría de las
primeras visiones de un mundo mejor no permitía cambios en los valores
tecnológicos ni humanos, lo cual tendía a limitar los esfuerzos innovadores.
Además, todos han carecido de un conjunto extendido de planos, modelos y
metodología para su aplicación. Por último, han carecido de personas
competentes para lograr esa transición.
Las respuestas no se encuentran en el debate o la discusión filosófica de
los valores, sino más bien en la metodología. Por lo tanto, lo que se necesita es
una definición operacional de un mundo mejor, que es la siguiente: Maximizar
constantemente las tecnologías actuales y futuras, con el único propósito de
mejorar todas las vidas humanas y proteger el medioambiente. Hoy hemos
desarrollado la tecnología necesaria para superar los más profundos anhelos y
sueños de cualquier innovador social del pasado. El hecho de que intentos de
cambio social anteriores hayan fracasado, no es justificación para que dejemos
de intentarlo. El verdadero peligro radica en la autocomplacencia. Las únicas
limitaciones para el futuro de la humanidad son las que nos imponemos a
nosotros mismos. Hoy es posible aliviar a la humanidad de muchos de sus
problemas no resueltos, a través de la aplicación humanitaria de la tecnología.
Hace muchos años se intentó en los EE.UU. entender un sistema social y
económico diferente. Una película llamada "La Marcha del Tiempo" señalaba lo
siguiente respecto del comunismo soviético: "Creemos que el sistema basado en
la libre competencia empresarial de América funcionará mejor que el sistema
colectivo. Sin embargo, les deseamos la mejor de las suertes en su nuevo e
inusual experimento social". El fracaso del comunismo para satisfacer las
necesidades humanas y para enriquecer las vidas de sus ciudadanos no es
diferente de nuestro propio fracaso. Tanto el fracaso como el éxito son
inherentes en el actual experimento que es la evolución social. En todos los
sistemas sociales, es necesario elaborar enfoques diferentes para mejorar el
funcionamiento del sistema.
La ciencia está repleta de ejemplos de experimentos que han fracasado,
así como otros que han tenido éxito. En el desarrollo del avión, por ejemplo, hay
miles de fracasos previos al primer modelo viable. En el campo de la medicina,
el doctor Erlich intentó más de 600 diferentes enfoques para el control de la
sífilis antes de que uno finalmente fuera probado con éxito. Toda la tecnología
que usamos hoy en día, como computadoras, teléfonos celulares, el Internet, los
aviones y los automóviles, se encuentran en un constante estado de mejora y
modificación. Por el contrario, nuestro sistema social y sus valores se
mantienen, en gran medida, estáticos. Una inscripción sobre uno de nuestros
edificios gubernamentales dice lo siguiente: "Cuando no hay visión, el pueblo
perece." Alcanzar visiones exige cambiar. La principal razón para la resistencia
al cambio es que se tiende a poner en peligro los intereses creados.
En realidad, el temor del cambio social es algo sin fundamento si
tenemos en cuenta que toda la historia de la civilización ha sido, en cierto
sentido, un experimento. Incluso el sistema americano de libre competencia,
durante sus primeras etapas, enfrentó un sin fin de problemas mucho más
graves que los de la actualidad. Estas incluían jornadas de trabajo extenuantes,
explotación del trabajo infantil, falta de ventilación en plantas industriales, falta
de derechos para las mujeres y minorías, condiciones peligrosas en minas, y los
prejuicios raciales. A pesar de sus muchos problemas, fue el mayor experimento
social en la historia en términos de diversidad de los estilos de vida y las
libertades individuales, las innovaciones en la arquitectura y la tecnología, y, en
una gran perspectiva, el progreso en general. Es imperativo que continuemos el
proceso de experimentación social con el fin de trascender nuestras limitaciones
actuales y mejorar las vidas de todos.
El futuro no depende de nuestras creencias o costumbres sociales
actuales, sino que seguirá evolucionando un conjunto de valores únicos
atingentes a su propio tiempo. No hay "utopías". La propia noción de "utopía"
es estática. Sin embargo, la supervivencia de cualquier sistema social en última
instancia, depende de su capacidad para permitir el cambio adecuado para
mejorar la sociedad en su conjunto. Los caminos que se elijan determinarán, en
última instancia, si hay o no vida inteligente en la tierra.
Las nuevas fronteras del cambio social
A menudo se ha observado que crisis comunes crean lazos comunes. Si
bien la gente busca ventajas individuales durante los tiempos de prosperidad, al
compartir el sufrimiento tienden a acercarse entre sí. Hemos visto repetirse este
comportamiento una y otra vez a lo largo de los siglos, en tiempos de
inundaciones, hambruna, incendios u otros desastres naturales. Sin embargo,
una vez que la amenaza se ha resuelto, los patrones de escasez vuelven, una vez
más, a llevar a las personas de regreso a sus comportamientos de búsqueda de
ventajas individuales.
Películas de corte sensacionalista tales como ‘El día de la Independencia’
describen un mundo unido con el propósito de repeler la invasión de una
cultura foránea hostil. De hecho, parece que la única fuerza capaz de movilizar
al mundo en una dirección unificada sería la que plantearía una amenaza
común, como lo sería por ejemplo el impacto colosal de un meteorito sobre la
faz de la tierra ú otro evento catastrófico importante. Si algo como esto
ocurriese, todas las disputas fronterizas pasarían a ser irrelevantes de cara al
desastre inminente. Muchos suplicarían por intervención divina como
salvación, pero todas las naciones, sin duda alguna, aunarán sus esfuerzos y
exhortarán a la ciencia y la tecnología para que sea ella quién haga frente a la
amenaza común. Tanto banqueros como abogados, empresarios y políticos
serían totalmente irrelevantes. Todos los recursos se pondrían a disposición y se
aprovecharían sin ninguna vacilación o preocupación ni por sus costos o sus
beneficios monetarios. En virtud de este tipo de condición amenazadora, la
mayoría de la gente se daría cuenta fácilmente dónde yace la clave para su
supervivencia. Por ejemplo, durante la Segunda Guerra Mundial, fue la
movilización colectiva de los recursos humanos y materiales los que condujeron
a los EE.UU. y sus aliados al éxito.
A medida que la cantidad de la información científica crece, las naciones
y los pueblos comienzan a darse cuenta que, incluso en el mundo dividido de
hoy, existen, de hecho, muchas amenazas comunes que trascienden las
fronteras nacionales. Estos incluyen la superpoblación, la escasez de energía, la
contaminación, la escasez de agua, las catástrofes económicas, la propagación
de enfermedades incontrolables, y así sucesivamente. No obstante, incluso
enfrentando amenazas de esta magnitud, comunes a todas las naciones, la
dirección de la acción humana no se verá alterada mientras las naciones
poderosas sigan siendo capaces de mantener el control sobre los limitados
recursos disponibles.
Aunque muchas personas, publicaciones y presentaciones multimedia
retratan diversos aspectos del futuro en esferas tales como transporte, vivienda
y medicina, trazando espectaculares imágenes de los acontecimientos del
porvenir, ignoran el hecho de que en una economía monetaria, los plenos
beneficios de estos acontecimientos seguirán estando solamente a disposición
de unos cuantos pocos. Lo que estas personas no logran explicar es cómo es que
se logrará que estas nuevas tecnologías del futuro puedan ser utilizadas para
organizar las sociedades y las economías de manera eficiente y equitativa, sin la
uniformidad que se requiere para permitir que todos se beneficien de ellas y
que el modelo monetario no entrega. Los pocos grupos de reflexión dedicados a
los más recientes enfoques, con miras a lograr una organización social a la par
con la capacidad tecnológica actual, no consideran los cambios sociales como un
sistema planificado globalmente.
Tampoco hay ningún planteamiento social general de los gobiernos o la
industria para eliminar totalmente los efectos negativos del reemplazo
paulatino de las personas por las máquinas, ni siquiera parece haber una
preocupación genuina por hacerlo. Muchas personas creen que, en caso de
desintegración social, será el gobierno quién traerá los cambios necesarios para
su supervivencia. Esto es altamente improbable; en caso de tal quiebre social, lo
más probable es que el gobierno de turno declare un estado de emergencia, en
un intento por evitar el caos total. Luego, instaurará medidas que puedan
abordar los problemas inmediatos al mismo tiempo que permitan preservar las
instituciones y estructuras de poder existentes, aún cuando éstas pudieran ser
una de las causas principales que contribuyen a crear dichos problemas.
Muchas personas a lo largo de la historia han recriminado a los políticos
por adoptar medidas que no han apuntado totalmente en pro del interés
superior de la sociedad. Las razones para ello resultan claras cuando uno se da
cuenta de que, incluso en las democracias modernas, estos dirigentes no
benefician la vida de la persona promedio, sino que muy por el contrario,
mantienen una posición preferente en favor de buena parte del orden
establecido. En muchas zonas del mundo, cada vez aparecen nuevos
indicadores de alerta por parte de la población, que dan cuenta de que los
acontecimientos han ido más allá del control de sus dirigentes políticos. En
todas partes vemos líderes y partidos políticos que vienen y van, estrategias
políticas siendo adoptadas para luego ser descartadas por su incapacidad para
satisfacer las exigencias de una ú otra facción. La razón por la que no le
sugerimos que escriba a su congresista, o a cualquier número de organismos
gubernamentales, es que simplemente carecen de los conocimientos necesarios
para hacer frente a nuestros problemas. Su objetivo no es cambiar los sistemas
existentes, sino preservarlos. Al parecer, hay muy pocas sociedades actuales
que deseen borrarse paulatinamente a sí mismas. En las sociedades industriales
modernas la causa de la inacción se encuentra precisamente en sus engorrosos
procesos políticos, lo cual constituye un verdadero anacronismo en una época
en que la mayoría de las decisiones sobre cualquier cuestión importante puede
lograrse en fracciones de segundo gracias a la entrada de los datos apropiados
en una computadora.
Las condiciones primarias que realmente logren un cambio social
surgirán recién cuando las condiciones actuales se hayan deteriorado a tal
extremo, que los gobiernos, políticos e instituciones sociales ya no cuenten con
el apoyo y la confianza de la gente, y cuando lo que alguna vez funcionó, sea
ampliamente reconocido como que ha dejado de ser pertinente. Sólo si el
público estuviese mejor informado, sería posible introducir un nuevo y
mejorado acuerdo social. Desafortunadamente, hoy en día la mayoría de las
personas entrega respuestas simplistas, que tienden a repetir el ciclo de los
acontecimientos. Cuando nos enfrentamos con condiciones sociales intolerables,
muchos de los antiguos patrones surgen nuevamente, ya que la gente intenta
encontrar a alguien o algo a quién culpar por esas condiciones, como por
ejemplo, culpar a las minorías, a los inmigrantes, a la negligencia en el
cumplimiento de los principios religiosos o los valores de la familia, o incluso a
las influencias inexplicables de algunas fuerzas sobrenaturales.
El verdadero cambio social no es provocado por el hombre y la mujer en
razón de la buena voluntad a nivel personal. La idea de que uno puede sentarse
y hablar con las personas y alterar así sus valores es altamente improbable. Si la
persona a quién se está hablando no tiene los conocimientos fundamentales de
la operación de los principios científicos y los procesos de leyes naturales, será
muy difícil para ellos comprender cómo es que las piezas encajan en una
perspectiva global. Las soluciones a nuestros problemas no llegarán a través de
la aplicación de la razón o la lógica. Lamentablemente, en la actualidad no
vivimos en un mundo razonable o lógico. No parece haber registro histórico
alguno de líderes de sociedades establecidas que, deliberadamente y de forma
global, hayan rediseñado la cultura para adaptarse a los tiempos cambiantes. Si
bien, no cabe duda de que algunos dirigentes políticos, en cierta medida,
contribuyen a modificar ciertos patrones de comportamiento, los verdaderos
artífices del cambio social son en realidad las presiones biosociales, inherentes a
todo sistema social. Un gran cambio sólo puede ser provocado por desastres
naturales o sucesos económicos que afecten negativamente las circunstancias
inmediatas de un gran número de personas.
Algunas presiones biosociales responsables de cambio social son los
recursos limitados, la guerra, la superpoblación, las epidemias, los desastres
naturales, la recesión económica, la reducción de personal a gran escala, el
reemplazo tecnológico de las personas por máquinas, y el fracaso de los líderes
electos para superar estas problemáticas. La introducción de los medios
fiduciarios para procesos de intercambio ha provocado un cambio significativo
en la sociedad, así como la hizo la introducción de la agricultura mecanizada y
la Revolución Industrial. Lamentablemente, el anticuado orden mundial, tanto
social como político, ya no resulta ser adecuado para estos tiempos. Estas
instituciones sociales obsoletas son incapaces de comprender la importancia de
la tecnología innovadora para lograr un mayor bienestar para todas las
personas, y superar así las desigualdades impuestas a tantas personas. La
competencia y la escasez han provocado entre los individuos y las naciones un
ambiente de celos y desconfianza al desarrollo. Los conceptos de derechos de
propiedad, la propiedad intelectual, derechos de autor y patentes, se
manifiestan en entidades corporativas y en la soberanía de las naciones, impide
el libre intercambio de información necesaria para satisfacer los desafíos
mundiales. La Unión Europea representa un intento de salvar el presente con el
futuro, pero se queda muy corta dado que se encuentra íntimamente ligada al
sistema monetario. Cualquier intento de retroceso a los métodos del pasado
condenará a incontables millones de personas a una vida de sufrimiento
innecesario, explotación, y angustia.
El reto con el que todas las culturas se encontrarán en esta era
tecnológica -unas más que otras- es el de proporcionar una transición suave,
que introduzca una manera más apropiada de pensar acerca de nosotros
mismos, el medioambiente y la gestión de los asuntos humanos. La
supervivencia última de la especie humana depende de la planificación a escala
mundial y la búsqueda cooperativa de nuevas alternativas con una clara
orientación hacia la mejora de los acuerdos sociales. Si la humanidad desea
lograr la prosperidad mutua, el acceso universal a los recursos es esencial. Junto
con la introducción de nuevos paradigmas relacionados con la preocupación
por los seres humanos y el medioambiente, debe haber una metodología para
hacer esto realidad. Si estos objetivos se quieren alcanzar, el sistema monetario
debe ser sobrepasado por una economía mundial basada en los recursos. Con el
fin de utilizar los recursos de manera efectiva y económica, la necesaria
tecnología cibernética computarizada podría eventualmente aplicarse para
garantizar un mejor nivel de vida para todos. Con la aplicación inteligente y
humanitaria de la ciencia y la tecnología, las naciones del mundo podrían guiar
y dar forma el futuro para la preservación del medioambiente y la humanidad.
Lo necesario para alcanzar una sociedad mundial es un proyecto
internacional aceptable, comprensible y práctico. También se necesita un
consejo internacional de planificación capaz de traducir el plan y las ventajas
que se pueden obtener a través de la unificación del mundo. Esta propuesta
podría ser presentada en la lengua vernácula (el idioma local), de modo que
personas corrientes puedan comprenderla fácilmente. En realidad, nadie
debería tomar decisiones en cuanto a la forma en que este plan será diseñado.
Debe basarse en la capacidad de carga de nuestro planeta, sus recursos, las
necesidades humanas y cosas por el estilo. Con el propósito de mantener
nuestra civilización, debemos coordinar la tecnología avanzada y los recursos
disponibles, en un enfoque de sistemas mundiales totalmente humanitario.
No cabe duda de que muchas de las profesiones que son familiares para
nosotros hoy en día, serán eventual y paulatinamente eliminadas. Con el ritmo
al cual cambian las cosas actualmente, una amplia gama de ocupaciones
quedarán obsoletas y desaparecerán más rápida y extensamente que en
cualquier otro momento de la historia. En una sociedad que aplica un enfoque
de sistemas, estas profesiones serán sustituidas por equipos interdisciplinarios,
analistas de sistemas, programadores de computadoras, investigadores de
operaciones y todos aquellos que vinculen el mundo en grandes redes de
comunicaciones y sean asistidos por ordenadores digitales de alta velocidad.
Serán ellos quienes nos lleven finalmente a métodos de funcionamiento social a
gran escala basados en computadoras. Las operaciones sociales actuales
resultan ser demasiado complejas como para ser manejadas por cualquiera de
los políticos electos de hoy.
Sólo en tiempos de guerra o emergencias nacionales hacemos un llamado
a reunir equipos interdisciplinarios para ayudar a encontrar soluciones a
diversos problemas sociales. Si aplicamos los mismos esfuerzos de movilización
científica que aplicamos con ocasión de una guerra, los efectos beneficiosos a
gran escala se obtendrían en un tiempo relativamente corto. Esto podría ser
fácilmente realizado mediante la utilización de muchas de nuestras
universidades, centros de formación, y profesionales, quienes determinarán los
mejores métodos alternativos posibles para la solución de estos problemas. Esto
podría ayudarnos a definir los parámetros de transición posibles para el futuro
de una civilización mundial sostenible.
El proceso de cambio social debe permitir la evolución de las condiciones
que actualicen continuamente los parámetros del diseño, y permitan la infusión
de nuevas tecnologías en las culturas emergentes. Equipos de diseño que
utilicen computadoras socialmente integradas, podrán ser automáticamente
informados de los nuevos desarrollos. A medida que este proceso se actualice
continuamente, generará un código de conducta más apropiado. Por conducta
apropiada nos referimos a los procedimientos necesarios para realizar una
determinada tarea.
Todas las limitaciones que nos son impuestas por el actual sistema
monetario podrían ser eliminadas mediante la adopción de un consenso
mundial para una economía basada en los recursos, en la que todos los recursos
planetarios son vistos y considerados patrimonio común de todos los habitantes
del planeta. De esta manera, la tierra y nuestros procedimientos tecnológicos
pueden proporcionarnos un suministro ilimitado de bienes materiales y
servicios sin la creación de impuestos o deuda de ningún tipo.
El sistema monetario actual
Aunque hábiles anunciantes nos quieren convencer de lo contrario, en la
actual economía basada en el dinero, siempre que una nueva tecnología es
introducida, las consecuencias para los seres humanos son de poco interés para
quienes las fabrican y promueven, excepto, por supuesto, aquellas que dicen
relación con su fidelización como clientes. En un sistema monetario, las
principales preocupaciones de la industria son las utilidades, el mantenimiento
de las ventajas competitivas, y la revisión de la última línea del balance
financiero; no el bienestar de la humanidad. Los problemas sociales derivados
de la masa de personas desempleadas que han sido desplazadas por la infusión
de la automatización, se considera irrelevante, y eso, si es que en algo llegan a
ser consideradas. Cualquier necesidad que pudiera satisfacerse es considerada
secundaria en la obtención de utilidades para la empresa. Si las utilidades
resultan insuficientes, el servicio simplemente es retirado. Lo que la industria
trata de hacer es mejorar su ventaja competitiva para aumentar el margen de
utilidad para sus accionistas. No contribuiría para nada a los intereses de una
sociedad monetaria, el participar en la producción de bienes y servicios que
tuviera como único objetivo mejorar la calidad de vida de las personas.
Con el aumento de la preocupación pública por el efecto invernadero, la
lluvia ácida, la contaminación del aire y el agua, etc. algunas de estas empresas
están comenzando a darse cuenta de que, para mantener su participación de
mercado, deben preocuparse por hacer un esfuerzo visible en atender las
preocupaciones sociales y medioambientales. Si bien estas tendencias son
loables, resultan ser insuficientes como métodos de solución a problemas
globales como la contaminación, la degradación del medioambiente o el
innecesario sufrimiento humano.
El sistema monetario ha sido una útil herramienta, pero provisional, que
entró en vigor como forma de poner un valor a la escasez de mano de obra y
objetos. El sistema monetario, por supuesto, sustituye el sistema del trueque, en
que se tranzaban de manera directa los objetos de comercio y la mano de obra.
Sin embargo, al igual que no hubo un estándar de trueque universal en el
pasado, tampoco existe hoy en día un sistema monetario universal. Para los
individuos y grupos, tanto hoy como ayer, sigue siendo necesario el
intercambio de objetos y mano de obra para obtener bienes y servicios. El
comercio mundial se nutre de la desigualdad en la distribución de las
competencias, recursos y materiales.
Hasta las últimas décadas, el sistema monetario funcionaba bien hasta
cierto punto. La población mundial era de tres mil millones y no consumía más
que los recursos y la energía mundial disponibles, el calentamiento global no
era evidente, y la contaminación atmosférica y del agua sólo era reconocida por
unos cuantos pocos. A comienzo del siglo XXI, la población mundial se
encuentra aumentando exponencialmente, elevándose por sobre los seis mil
millones de personas, los recursos y suministros de energía se agotan, el
calentamiento global ya es una realidad, y la contaminación resulta evidente en
todo el globo. El planeta Tierra está en crisis, y la mayoría de la población
mundial no puede satisfacer sus necesidades básicas porque la gente
simplemente no tiene los medios para comprar los cada vez más costosos
recursos. El dinero es ahora el factor determinante del nivel de vida de las
personas, en lugar de serlo la disponibilidad de recursos.
El sistema monetario es ahora un obstáculo para la supervivencia más
que un medio de facilitar la existencia individual y el crecimiento. Esta
herramienta imaginaria ha perdido su utilidad. Las limitaciones impuestas
sobre la población de la tierra, y que son causadas por la construcción de la
política monetaria, pueden ser eliminadas. No es el dinero lo que la gente
necesita, sino el acceso a bienes y servicios. Dado que la humanidad requiere de
recursos para su existencia, el sistema sustituto deberá proporcionar los
recursos directamente a las personas, sin el impedimento de intereses
financieros y políticos para beneficio privado, a expensas de la vida y los
medios de subsistencia de la población. Por ende, el sistema sustituto resulta
ser, lógicamente, una economía basada en los recursos. Esta economía mundial
basada en los recursos deberá ser implementada gradualmente, a medida que el
viejo sistema monetario vaya siendo eliminado.
Todos los sistemas económicos del mundo -socialismo, comunismo,
fascismo e incluso el vitoreado sistema capitalista de la libre competenciaperpetúan
la estratificación social, el elitismo, el nacionalismo y el racismo,
principalmente sobre la base de la disparidad económica. Mientras un sistema
social utilice el dinero o el trueque, la gente y las naciones buscarán mantener
sus posiciones de ventaja diferencial. Si no pueden hacerlo por medio de
comercio, recurrirán a la intervención militar. La guerra representa el fracaso
supremo de las naciones para resolver sus diferencias. Desde un punto de vista
estrictamente pragmático es la más ineficiente pérdida de vidas y recursos
jamás concebidos por criatura alguna en el planeta. Esta cruda y violenta forma
de resolver las diferencias internacionales ha adquirido matices aún más
ominosos con el advenimiento de elaborados sistemas computarizados de
intercambio nuclear, de enfermedades y gases mortales, y de amenazas de
sabotaje a través de las redes nacionales de ordenadores. A pesar de la voluntad
de las naciones para lograr la paz, por lo general carecen de los conocimientos
de cómo llegar a soluciones pacíficas.
La guerra no es la única forma de violencia en los países desarrollados y
subdesarrollados que castiga a la población por la falta de acuerdos sociales.
También están el hambre, la pobreza y la escasez. En la medida en que se siga
utilizando el dinero, la creación de la deuda, y la inseguridad económica, estas
condiciones perpetuarán la delincuencia, la anarquía, y el resentimiento. Los
documentos de proclamaciones y tratados no alteran un ápice las condiciones
de escasez e inseguridad. El nacionalismo sólo tiende a ayudar a propagar el
separatismo en las naciones y pueblos del mundo. Ni siquiera la firma de un
tratado de paz podrá evitar otra guerra, si las causas no son abordadas. Los
aspectos inviables del derecho internacional tienden a congelar las cosas tal cual
están. Todas las naciones que han conquistado tierras por la fuerza y la
violencia alrededor del mundo seguirán manteniendo sus posiciones
aventajadas de territorio y recursos. Nos demos cuenta de ello o no, este tipo de
acuerdos sólo sirven como suspensiones temporales a los próximos conflictos
que se avecinan.
Tratar de encontrar soluciones a los problemas monumentales dentro de
nuestra sociedad monetaria actual sólo servirá como un parche de carácter
temporal, prolongando la obsolescencia del sistema actual. En este mundo de
constante cambio, ya no es una cuestión de si elegimos o no hacer las
modificaciones necesarias; hoy es imperativo asumir este reto y adoptar estos
nuevos requerimientos o enfrentaremos la inevitable decadencia de nuestra
actual institución social y económica.
Este es el dilema que debemos enfrentar sin rodeos, y las soluciones
deberán encajar las circunstancias del "mundo real". No parece haber otra
manera que actualizar nuestro punto de vista y crear una nueva dirección,
relegando los antiguos valores a las civilizaciones pasadas. Lamentablemente,
esta no podrá ser logrado antes de alcanzar el punto de no retorno en la
economía mundial actual.
Una economía basada en recursos
Lo que aquí se presenta es un enfoque simple para el rediseño de una
cultura, en la cual las antiguas deficiencias de la guerra, la pobreza, el hambre,
la deuda, y el innecesario sufrimiento humano son vistos no sólo como
evitables, sino que además, totalmente inaceptables. Este nuevo diseño de las
estructuras sociales busca la eliminación de las causas subyacentes que son las
responsables de muchos de nuestros problemas. Pero, como se indicó
anteriormente, estas causas no podrían ser eliminadas dentro del marco del
actual sistema político y monetario.
El comportamiento humano está sujeto a las mismas leyes que rigen
todos los demás fenómenos físicos. Nuestras costumbres, comportamientos y
valores no son más que subproductos de nuestra cultura. Nadie nace con
codicia, prejuicios, intolerancia ni odio, pues estas conductas son aprendidas. Si
el medio permanece inalterado, estos problemas persistirán. Su eliminación no
puede ser llevada a cabo dentro de una la sociedad monetaria basada en los
residuos y la explotación humana. Con su obsolescencia planificada, descuido
del medioambiente, gastos militares indignantes y desgastados métodos de
resolver conflictos mediante la promulgación de leyes, todos estos intentos
actuales de solución están destinados al fracaso.
Además, la creencia de que las tecnologías avanzadas proporcionarán
una mejora en la calidad de vida de la mayoría de la gente, no es el caso en un
sistema monetario como el actual. Hoy en día, más y más empresas están
adoptando los enormes beneficios de la automatización, simplemente porque se
traduce en un aumento de la producción con menos trabajadores. En última
instancia, la preocupación de las empresas por sus utilidades a corto plazo, dará
como resultado el colapso de las economías monetarias.
Si el sistema monetario continúa funcionando tal cual lo hace hoy, nos
veremos enfrentados con un cada vez mayor desempleo tecnológico, hoy
denominado ‘reducción de personal en masa’. De 1990 a 1995, las empresas
despidieron a 17,1 millones de trabajadores, muchos de ellos debido a la
automatización. De este modo, la automatización continuará sustituyendo a la
gente en el futuro próximo, lo que se traducirá en un menor poder adquisitivo
de esos trabajadores desplazados. Aún cuando los mercados mundiales estén
en expansión, el costo en términos humanitarios que tendrá desplazar y privar
a los trabajadores de sus poblados, redundará inevitablemente en problemas
sociales masivos e inmanejables.
Durante la década de 1930, en plena Gran Depresión, la administración
Roosevelt promulgó una nueva legislación social, diseñada para reducir al
mínimo las tendencias revolucionarias y para hacer frente a los problemas de
desempleo. Se crearon nuevos puestos de trabajo a través de la Administración
de Obras de Progreso, el Cuerpo de Conservación Civil, la Ley de Recuperación
Nacional, los campamentos transitorios, y los proyectos de arte federal. Sin
embargo, y en última instancia, fue la Segunda Guerra Mundial la que sacó a
los EE.UU. de la gran depresión. Si permitimos a las condiciones actuales tomar
su curso natural, pronto nos veremos enfrentados a otra nueva recesión
internacional de magnitud potencialmente mayor. En tiempos de esta
depresión, y a comienzos de la Segunda Guerra Mundial, los EE.UU. tenían
apenas unos 600 de aviones de guerra de primera categoría. Una vez estalló el
conflicto, su producción se incrementó rápidamente a más de 90.000 aviones en
tan sólo un año. ¿Teníamos los fondos suficientes para producir los
implementos de guerra requeridos? La respuesta es No. Tampoco teníamos
dinero ni oro suficiente, pero tuvimos recursos más que suficientes. Fue la
disponibilidad de los recursos lo que permitió a los EE.UU. alcanzar la alta
producción y eficiencia necesaria para ganar la guerra. Por desgracia, estos
esfuerzos extraordinarios sólo se logran en tiempos de guerra.
Vivimos en una cultura que parece trabajar de manera colectiva sólo
como respuesta a una crisis. Sólo en tiempos de guerra recurrimos a equipos
interdisciplinarios para hagan frente a las amenazas para la raza humana. Sólo
en tiempos de emergencia nacional hacemos lo propio por resolver una
amenaza natural o causada por el hombre. Rara vez, si es que alguna vez, se
hace un esfuerzo concertado para ayudar a encontrar soluciones viables a los
problemas sociales. Si aplicáramos los mismos esfuerzos científicos de
movilización, pero orientados hacia la mejora social en lugar de orientarlos a la
guerra o a la solución de desastres a gran escala, los resultados podrían ser
alcanzados en un tiempo relativamente corto.
Uno no podría, por ejemplo, vender el aire que respiramos, la arena en la
playa, la sal o el agua de los océanos, a otra persona en una isla que tenga el
mismo acceso a todas estas cosas. En una economía basada en recursos todos
los recursos del mundo serían considerados patrimonio común de todos los
pueblos de la tierra, lo que eventualmente eliminaría la necesidad de fronteras
artificiales que separen a las personas -éste es el imperativo unificador. Para
mantener un alto nivel de vida, todos los sistemas sociales, independientemente
de su filosofía política, creencia religiosa o costumbres sociales dependerán, en
última instancia, de los recursos naturales, como por ejemplo, el aire puro y el
agua, las tierras para el cultivo, o la tecnología necesaria. Esto puede lograrse a
través de la inteligente y humanitaria aplicación de la ciencia y la tecnología. La
verdadera riqueza de una nación radica en sus recursos y desarrollos
potenciales y en las personas que trabajan orientadas a la eliminación de la
escasez y desarrollo de una forma de vida más humanitaria.
Una economía basada en recursos usaría la tecnología para superar la
escasez de recursos mediante la utilización de fuentes de energía renovables, la
informatización y automatización de la manufactura, los inventarios y la
distribución, el diseño y construcción de ciudades seguras y energéticamente
eficientes; la prestación universal de la salud y la educación, y sobre todo, la
generación de un nuevo sistema de incentivos basado en la salud humana y el
medioambiente. Lamentablemente, hoy en día la ciencia y la tecnología se han
desviado de esos objetivos debido a los intereses privados y la búsqueda de
ganancias monetaria, a través de la retirada deliberada de la eficiencia, más
conocida como obsolescencia planificada. Por ejemplo, resulta ser un irónico
estado de cosas, cuando vemos que el Departamento de Agricultura de los
EE.UU., cuya función es llevar a cabo la investigación sobre cómo lograr un
mayor rendimiento de las cosechas por acre, paga a los agricultores para que no
produzcan a plena capacidad (y controlar así los precios), mientras muchas
personas padecen hambre. Otro ejemplo es la práctica de algunas empresas de
verter ilegalmente residuos sólidos en los océanos y ríos para así ahorrar dinero,
cuando existen a disposición métodos de eliminación ecológicamente
aceptables. Un tercer ejemplo es la negativa de algunas industrias a instalar
precipitadores electrostáticos en las chimeneas de sus fábricas y evitar así que el
material particulado sea liberado a la atmósfera, a pesar de que esta tecnología
ha estado disponible desde hace más de 75 años. El sistema monetario no
siempre aplica los métodos conocidos que mejor sirven a las personas y al
medioambiente.
En una economía basada en recursos, el aspecto humano sería de interés
primordial, y la tecnología estaría subordinada a éste. Esto se traduciría en un
aumento considerable del tiempo libre. En una economía en la que la
producción se realiza principalmente por máquinas, y los productos y servicios
están a disposición de todos, el concepto de "trabajo" y "ganarse la vida" se
vuelve obsoleto. Pero si las consecuencias humanas de la automatización se
dejan sin resolver, tal como ocurre hoy, entonces todos los avances de la ciencia
y la tecnología serán de mucho menos importancia. La utilización actual de los
grandes sistemas informáticos de alta velocidad, también conocidos como
"supercarreteras de la información" o la Internet, nos podrían ayudar en la
definición de las variables y los parámetros necesarios para el funcionamiento
de una economía basada en los recursos que se ajuste a las necesidades
ambientales. La sobreexplotación de los recursos sería innecesaria y abolida.
Muchas personas creen que hay demasiada tecnología en el mundo
actual, y que la tecnología es la causa principal de nuestra contaminación
ambiental. Este no es efectivo. Muy por el contrario, es el uso indebido de la
tecnología lo que ha de ser nuestra principal preocupación. En términos muy
sencillos, un martillo puede ser usado para construir un edificio, o para matar a
otra persona. El asunto no radical en el martillo mismo, sino en cómo es
utilizado. La Cibernación, o aplicación de computadoras y automatización en el
sistema social, puede considerarse como una proclamación de emancipación de
la raza humana si se utiliza con inteligencia y humanidad. Su aplicación masiva
podría permitir que las personas tuviesen el más alto nivel de vida concebible,
prácticamente sin la utilización de mano de obra. Podría liberar al mundo, por
primera vez en su historia, de la externamente impuesta rutina de actividades
altamente estructuradas, repetitivas y mundanas. Se podría permitir el retorno
al concepto griego del ocio, donde los esclavos hacían la mayor parte de las
labores y los hombres tenían tiempo para cultivar sus mentes. La diferencia
esencial es, que en el futuro, cada uno de nosotros comandará a más de un
millón de esclavos -pero serán esclavos electromecánicos y no seres humanos.
Esto terminará para siempre con la explotación degradante de seres humanos
por sus propios congéneres, para que de este modo, él o ella, tengan una vida
abundante, productiva y menos estresante. Tal vez el mayor aporte en la mejora
de la supervivencia de la raza humana sea la introducción de la cibernación, las
computadoras electrónicas, y la inteligencia artificial, que puede muy bien
salvar la raza humana de sus propias insuficiencias.
Una economía basada en recursos demandará el rediseño de nuestras
ciudades, los sistemas de transporte, y las plantas industriales para que sean
energéticamente eficientes, limpias, y se ajusten convenientemente a las
necesidades de todas las personas, tanto materiales como espirituales. Estas
nuevas ciudades cibernéticas tendrán un sistema nervioso de sensores eléctricos
autónomos, extendidos a todos los ámbitos de la complejidad social. Su función
será la de coordinar el equilibrio entre la producción y la distribución así como
operar una economía de carga equilibrada. Las decisiones se tomarán sobre la
base de la información actualizada del medioambiente. A pesar de la manía
actual por la seguridad nacional, y la consecuente intrusión en los asuntos
personales, en una economía mundial basada en recursos no habrá necesidad
de robar y será considerado socialmente ofensivo y contraproducente el que las
máquinas controlen las actividades de las personas. De hecho, inmiscuirse en
los asuntos personales no tendría utilidad alguna.
A fin de comprender el funcionamiento de la cibernación en el sistema de
la ciudad, considere por ejemplo el cinturón agrícola. Allí, sondas electrónicas
de prueba, incrustadas en los suelos, mantendrán automáticamente un
inventario constante de la capa freática, las condiciones del suelo, sus
nutrientes, etc. y actuarían adecuadamente sin necesidad de intervención
humana. Este método de información electrónica industrial se podría aplicar a
todos los ámbitos de la gestión global de la economía.
Todas las materias primas utilizadas en la fabricación de productos
podrían ser transportados directamente a las instalaciones de las fábricas por
medio de secuencias de transporte automatizadas, tales como naves,
monorrieles, trenes, tuberías, y tubos neumáticos, etc. Todos los sistemas de
transporte serían utilizados a su máxima capacidad en ambas direcciones. No
habría camiones, trenes, u otras unidades de transporte volviendo vacías, ni de
ida ni de vuelta. No habría trenes con mercancías, almacenadas en astilleros, a
la espera de un ciclo económico para su uso. Un sistema de inventario
automatizado estaría conectado, tanto a los centros de distribución como a las
fábricas, por lo tanto, la producción coordinada para satisfacer la demanda
proveería una evaluación constante de las preferencias y estadísticas de
consumo. De este modo, una economía de carga equilibrada podrá asegurar el
suministro, eliminando de paso la escasez, el exceso de producción, y los
residuos.
El método para la distribución de bienes y servicios de los recursos en
una economía cuya base no sea el uso del dinero o de fichas, podría lograrse
mediante el establecimiento de centros de distribución. Estos centros de
distribución serían similares a una biblioteca pública o una exposición, donde
las ventajas de los nuevos productos son explicadas y demostradas. Por
ejemplo, si se visita el Parque Nacional de Yellowstone, uno recibe, en el acceso
al sitio, una cámara fotográfica o de vídeo. Uno puede usar la cámara, pero si
no quiere quedársela, la devuelve en otro punto de entrega o centro de
distribución fácilmente accesible, eliminando así la necesidad de que los
individuos almacenen y mantengan equipos. Además de los centros
computarizados, que se encontrarían ubicados en las distintas comunidades,
habría capacidad de procesamiento de imágenes de televisión de pantalla plana
tridimensionales en la comodidad de la propia casa. Si se desea una materia en
particular, una orden se colocaría, y la materia podría ser automáticamente
entregada, directamente en el lugar de residencia de la persona.
Con la infusión de una economía mundial basada en recursos y un
esfuerzo extraordinario por desarrollar nuevas fuentes de energía renovables y
limpias (como lo son, por ejemplo, la geotérmica, la fusión controlada, los
concentradores de calor solar, la fotovoltaica, la eólica, las olas, mareas, y
combustibles de los océanos), vamos a ser capaces de tener energía en
cantidades ilimitada que podrían estar al servicio de la civilización durante
miles de años. Para comprender mejor el significado de una economía basada
en los recursos considere lo siguiente: Si todo el dinero del mundo
desapareciera de pronto, a la vez que tanto la tierra como las fábricas y otros
recursos fuesen dejados intactos, se podría conseguir cualquier cosa que
escogiésemos para construir y satisfacer cualquier necesidad humana. No es el
dinero lo que la gente necesita, sino más bien la libertad de acceder a la mayoría
de sus necesidades sin tener que recurrir a una burocracia gubernamental o a
cualquier otro tipo de organismo. En una economía basada en recursos, el
dinero pasaría a ser irrelevante. Lo único realmente necesario serían los
recursos, las fábricas y la distribución de productos.
En un sistema monetario el poder adquisitivo no está relacionado con
nuestra capacidad de producir bienes y servicios. Por ejemplo, durante una
recesión, hay muchos CD's en los escaparates y automóviles en las
distribuidoras, pero muchas personas no cuentan con el poder adquisitivo para
comprarlos. La tierra sigue siendo el mismo lugar, son sólo las reglas del juego
las que han quedado obsoletas y crean disputas, privaciones y sufrimientos
humanos innecesarios. En la cultura actual de las utilidades, la producción de
bienes no se realiza basada en las necesidad humanas. No construimos
viviendas sobre la base de las necesidades de la población. No cultivamos
alimentos para alimentar a la población. La principal motivación de la industria
son las utilidades. Considere el automóvil. Hoy en día, con el fin de prestar los
servicios convencionales de reparación de automóviles, es necesario desarmar
una gran cantidad de partes y piezas antes de que podamos llegar al interior del
motor. ¿Por qué son los motores tan difíciles de acceder? La razón es simple:
porque la preocupación de los fabricantes no es la facilidad con que se reparan
los motores, puesto que no son ellos quienes deben pagar por el servicio de
reparación del automóvil. Si los fabricantes tuviesen efectivamente que hacerlo,
le puedo asegurar, que el diseño de automóviles consideraría componentes
modulares que puedan ser fácilmente removidos, facilitando así un acceso más
fácil al motor.
Este sería el caso en la construcción típica en una economía basada en
recursos. Muchos de los componentes de los automóviles serían fácilmente
desmontables para ahorrar tiempo y energía en el raro caso de su reparación,
porque nadie se beneficiaría con el servicio de reparación de automóviles o
cualquier otro producto. En consecuencia, todos los productos serían de la más
alta calidad, y se simplificarían para la conveniencia del servicio. Unidades de
transporte serían diseñadas de manera tal que puedan ser fácilmente
manufacturados y funcionar libres de mantención por muchos años. Todos los
componentes en el coche podrían ser fácilmente sustituidos, cuando sea
necesario, con tecnología mejorada. Finalmente, con el desarrollo de
amortiguadores suspendidos magnéticamente, la lubricación y el desgaste
serían relegados al pasado. Sensores de proximidad en los vehículos evitarían
las colisiones, reduciendo aún más los requerimientos por servicios de
reparación.
Este mismo proceso se llevará a cabo para todos los demás productos.
Todos los dispositivos industriales serían diseñados para poder ser reciclados.
Sin embargo, la vida útil de estos productos sería incrementada
significativamente, gracias a un diseño eficiente e inteligente, reduciendo así los
residuos. No habría "obsolescencia planificada", donde los productos deban ser
deliberadamente diseñados para desgastarse o romperse con fines lucrativos.
En una economía basada en recursos, la tecnología aplicada de manera
inteligente y eficiente preservará la energía, reducirá los residuos, y
proporcionará más tiempo libre. Durante la transición, la semana laboral podría
ser escalonada, eliminando con ello los embotellamientos del tráfico o el
hacinamiento en todo ámbito de la actividad humana, incluidas playas y zonas
de recreo.
La mayoría de los sistemas de envasado serían normalizados,
requiriendo menos espacio de almacenamiento y facilitando así su fácil manejo.
Para eliminar los residuos tales como papel de prensa, libros y otras
publicaciones, estos podrían ser sustituidos, por ejemplo, por un proceso
electrónico, en el que una película sensible a la luz, sea colocada sobre un
monitor o TV, que produce una impresión temporal. Este material sería capaz
de almacenar la información hasta que sea borrada. Esto conservaría nuestros
bosques y ahorraría millones de libras de papel, que es una parte importante
del proceso de reciclaje. Eventualmente, la mayoría de los papeleos ya no serían
necesarios, como por ejemplo, la publicidad, el dinero, la correspondencia, la
prensa escrita, las agendas, etc.
A medida que se elimina la necesidad de profesiones basadas en el
sistema monetario, tales como abogados, contadores, banqueros, compañías de
seguros, publicidad, personal de ventas, y corredores de bolsa, una
considerable cantidad de residuos y personal no productivo podría ser
eliminada. Enormes cantidades de tiempo y energía también podrían ser
ahorrados gracias a la eliminación de la duplicación de productos de la
competencia. En lugar de tener cientos de plantas de fabricación diferentes, y
todo el papeleo y personal necesario para producir productos similares, sólo
muy pocas de la más alta calidad se necesitarían para servir a toda la población.
En una economía basada en recursos la obsolescencia planificada no existiría.
Motivación, Incentivos y Creatividad
Se ha afirmado que el llamado sistema de la libre competencia crea
incentivos. Esto puede ser cierto, pero también perpetúa la codicia, la
malversación de fondos, la corrupción, la delincuencia, el estrés, las dificultades
económicas y la inseguridad. Además, el argumento de que el sistema
monetario y la libre competencia generan incentivos no siempre resulta ser
efectivo. La mayoría de nuestros principales avances en ciencia y tecnología han
sido el resultado de los esfuerzos de muy pocas las personas que trabajaron de
manera independiente y, a menudo, contra una gran oposición. Grandes
científicos como Goddard, Galileo, Darwin, Tesla, Edison y Einstein eran
personas que estaban verdaderamente interesados en la solución de los
problemas y de mejorar los procesos, más que en las meras ganancias
financieras que obtendrían. De hecho, muy a menudo se desconfía en extremo
de todos aquellos cuyo incentivo es totalmente motivado por la obtención de
ganancias monetarias; a saber, abogados, hombres de negocios, vendedores y
personeros de casi cualquier otro ámbito.
Si las necesidades básicas fueran accesibles a todas las personas, algunos
podrían cuestionarse; bueno, entonces ¿qué nos va a motivar? Esto equivale a
decir que los niños criados en ambientes pudientes, en la que sus padres
proporcionan todo lo necesario; llámese alimentos, vestimenta, vivienda,
nutrición y buena educación, carecerán de incentivos o de iniciativa. No hay
ninguna evidencia que apoye esta falacia, pero hay pruebas abrumadoras que
sustentan el hecho de que la malnutrición, la falta de empleo, los bajos salarios,
las malas condiciones de salud, la falta de orientación, la falta de educación y de
vivienda, el poco o nulo reconocimiento a los esfuerzos, los malos modelos de
rol, la pobreza, y unas perspectivas nada halagüeñas para el futuro crean
monumentales problemas sociales e individuales, y reducen de forma
significativa el ímpetu de un individuo por conseguir logros.
El objetivo de una economía basada en recursos es fomentar y desarrollar
un nuevo sistema de incentivos, uno ya no dirigido hacia el objetivo superficial
y egocéntrico de la riqueza, la propiedad y el poder. Estos nuevos incentivos
alentarán a la gente a perseguir metas distintas, tales como la realización
personal, la creatividad y la eliminación de la escasez; la protección del
medioambiente y el alivio del sufrimiento de sus congéneres. La gente,
abastecida con buena nutrición en una sociedad altamente productiva y
humanitaria, va a evolucionar a un sistema de incentivos nuevos, inalcanzable
en un sistema monetario como el de hoy. La abundancia de nuevas maravillas
que experimentar, explorar e inventar sería tal, que la noción de aburrimiento y
apatía sería completamente absurda. Los incentivos son a menudo aplastados
en nuestra cultura actual, donde las personas no se atreven a soñar con un
futuro que les parece inalcanzable. Es más, la visión de futuro que muchas
personas tienen hoy en día, consiste únicamente en interminables días de
trabajo duro y sin sentido; una vida desperdiciada cuyo único fin es conseguir
el dinero, apenas suficiente para sobrevivir.
Cada era crea su propio sistema de incentivos. En épocas pasadas, el
incentivo por cazar alimentos fue generado por el hambre; el incentivo para
crear una jabalina, un arco y una flecha evolucionó como un proceso de apoyo a
la caza. Con el advenimiento de la sociedad agraria, la motivación para la caza
ya no fue necesaria, y los incentivos se orientaron hacia el cultivo de
plantaciones, la domesticación de animales y la protección de la propiedad
privada. En una civilización donde las personas reciben alimentos, atención
médica, educación y vivienda, los incentivos, una vez más, serán modificados y
redirigidos: Las personas serán libres para explorar otras posibilidades y estilos
de vida que no podían ser previstos en épocas pasadas.
La naturaleza de los incentivos y la motivación depende de muchos
factores. Sabemos, por ejemplo, que la salud física y mental de un individuo
está directamente relacionada con su percepción de autoestima y bienestar.
Además, sabemos que todos los niños sanos son curiosos, es la cultura la que
configura y da una forma particular al modo de investigar y motivar. Por
ejemplo, en India y otras zonas de gran escasez, hay muchas personas que no
están motivados por acumular riqueza y bienes materiales, sino que renuncian
a todos los bienes mundanos. En las condiciones paupérrimas en que estas
personas se encuentran, la verdad es que esto no es tan difícil de lograr. Esto
parecería entrar en conflicto directo con otras culturas que valoran la
acumulación de riqueza material. Sin embargo, ¿Cuál punto de vista es el
válido? Su respuesta a esta pregunta dependerá de su marco de referencia, es
decir, de la escala de valores culturales influidos en Usted por su propio
sistema.
Muchos psicólogos experimentales y sociólogos han demostrado que los
efectos del medioambiente desempeñan un papel importante en la
configuración de nuestro comportamiento y valores. Si un comportamiento
constructivo es adecuadamente recompensado durante la temprana infancia, el
niño crecerá motivado para repetir ese comportamiento recompensado, a
condición de que la recompensa satisfaga sus necesidades individuales. Por
ejemplo, si se entrega como recompensa un balón de fútbol a un niño que esté
más interesado en la botánica, el balón de fútbol no sería una recompensa desde
el punto de vista de ese niño. Es muy lamentable que tantas personas en nuestra
sociedad no sean debidamente recompensadas por sus esfuerzos creativos. En
algunos casos, las personas son aparentemente capaces de superar las
deficiencias de su entorno, a pesar de una aparente falta de refuerzos positivos.
Esto se debe a su propio "auto-refuerzo", en la que ellos ven oportunidades de
mejora en cualquier actividad a la que se dediquen, y logran así un sentido
intrínseco de logro. Su fortalecimiento no depende de la aprobación de los
demás, ni de recompensa monetaria. Los niños que dependen de la aprobación
de un grupo, tienden a padecer sentimientos de baja autoestima, mientras que
los niños que no dependen de la aprobación del grupo suele adquirir un sentido
de auto-aprobación, a través de la mejora de su propio desempeño.
A lo largo de la historia, ha habido muchos innovadores e inventores que
han sido inescrupulosamente manipulados, ridiculizados, y maltratados, a la
vez que recibieron recompensas financieras escuálidas. Sin embargo,
soportaron tales condiciones de vida difíciles porque estuvieron motivados por
aprender y descubrir nuevas formas de hacer las cosas. Si bien personas
creativas como Leonardo de Vinci, Miguel Ángel, Beethoven recibieron
generosos patrocinios de los más ricos mecenas, esto no disminuyó su incentivo
en lo más mínimo. Por el contrario, los facultó para llegar a nuevas alturas en
creatividad, perseverancia y logros individuales. Este es un concepto difícil de
entender, debido a que la mayoría de nosotros hemos sido criados con un
sistema de valores que nos ha dado una serie de nociones acerca de la forma en
que debemos pensar y comportarnos en relación con el dinero y la motivación.
Estos se basan en ideas antiguas que hoy son realmente irrelevantes. Se ha
afirmado que la guerra genera la creatividad. Este concepto deliberadamente
falso no tiene ningún sustento en los hechos. Fue el financiamiento estatal de las
industrias de guerra lo que ayudó a desarrollar muchos de los nuevos
materiales e invenciones. No cabe duda que una sociedad más sana sería capaz
de crear un sistema de incentivos más constructivo, aplicando nuestro
conocimiento de las condiciones que determinan la motivación humana.
En este nuevo orden social impulsado por una economía basada en
recursos, la motivación y el incentivo se fomentarán a través del reconocimiento
y la preocupación genuina de las necesidades de las personas. Esto significa
proporcionar el entorno necesario, las instalaciones educativas, la nutrición, la
atención de salud, la compasión, el amor, y la seguridad que todas las personas
merecen y necesitan.
El factor humano
En la sociedad actual existe una gran preocupación por la disolución de
la estructura convencional de núcleo familiar y los valores sociales asociados
con ella. La familia es vista como el principal y más elemental lugar para la
adquisición de habilidades para la vida, tales como el cuidado, la sociabilidad,
la responsabilidad, la estabilidad y la preocupación por los demás. El creciente
malestar y la falta de dirección mostrada por muchos jóvenes de hoy parecen
legitimar estas preocupaciones.
En la actualidad, es menester que ambos padres trabajen. La economía
monetaria ha socavado en gran medida la cohesión familiar. Los padres carecen
de tiempo suficiente para pasar con sus hijos, y son constantemente agobiados
por los aumentos de gastos médicos, pagos de seguros, gastos en educación, y
altos costos de la vida. Es precisamente en este ámbito, que uno de los
beneficios más profundos de esta nueva civilización puede ser logrado. La
propuesta de jornadas de trabajo más cortas proporcionará más tiempo para las
relaciones familiares. El libre acceso a los bienes y servicios hará del hogar un
lugar mucho más agradable, debido a la eliminación de las angustias
económicas que hoy en día causan tanta agitación familiar. Con el mayor nivel
de sociabilidad, que naturalmente viene al no tener que competir por el acceso a
los bienes y servicios, veremos una tendencia hacia la ampliación desde la
unidad básica familiar hacia toda la comunidad. Tal como ya se observa en
otras culturas, la crianza y el desarrollo de los niños se convertirán en
responsabilidad de la familia y la comunidad en general.
Con la eliminación de la deuda, el temor de perder el empleo ya no será
una amenaza. Esta garantía, junto con educación acerca de cómo relacionarnos
en una forma mucho más significativa, podría reducir considerablemente el
estrés, tanto físico como mental, y nos dejará libres para explorar y desarrollar
nuestras habilidades. Cuando la educación y los recursos están disponibles para
todos de manera gratuita, no habrá ningún límite para el potencial humano. El
temor a un comportamiento plano en una futura economía cibernética basada
en recursos carece de fundamento. La única uniformidad con la que uno se
encontrará, es la preocupación por el medioambiente y la importancia de
brindar la máxima cortesía posible a todas las naciones del mundo y entre las
personas de una misma comunidad. Del mismo modo, todos compartirán una
intensa curiosidad por lo nuevo y desafiante. Con una mejor comprensión, la
gente podrá poseer una flexibilidad de perspectiva desconocida en épocas
anteriores, libres de fanatismos y prejuicios. Además, la gente de esta sociedad
innovadora tendría una preocupación genuina por los seres humanos y la
protección, mantenimiento y administración del medioambiente natural de la
Tierra. Adicionalmente, todo el mundo, independientemente de su raza, color o
credo tendrá igual acceso a todas las comodidades que esta cultura altamente
productiva podrá suministrar.
En sistemas de educación más avanzados y humanitarios las personas
adquirirán este nuevo tipo de sistema de valores. También se darán cuenta de
las muchas ventajas que tiene la cooperación por sobre la competencia. En una
sociedad sin intereses creados, sería imposible abusar del talento de los
científicos y técnicos para que participen en la investigación de armas o de
cualquier otra tarea socialmente hostil. Llamamos a este enfoque "La moralidad
funcional". Este nuevo enfoque, más humano y productivo, se avocará a la tarea
de encontrar soluciones no militares a las diferencias internacionales. Esto exige
una visión global, lo que se traducirá en una mejora considerable si
consideramos la visión miope y egoísta predominante en el mundo de hoy.
Podríamos utilizar los conocimientos y la información como herramientas que
serán descartadas cuando las pruebas de nuevos y más adecuados métodos
sean presentadas.
Algunas personas cuestionan la moralidad de recibir algo aparentemente
a cambio de nada. En una reciente conferencia en una Universidad, un
estudiante se opuso a la idea de ‘obtener algo a cambio de nada’. Luego, le
pregunté si era él mismo quién costeaba sus estudios universitarios o si, por el
contrario, eran sus padres quienes los estaban pagando por él. El estudiante
admitió que eran sus padres. También le hice ver el hecho de que si él
realmente creyese que las personas no deben recibir algo a cambio de nada,
entonces, en la eventualidad de que un pariente suyo muy pudiente muriese, el
estudiante debería preferir que la herencia del pariente se dejase, por ejemplo, a
la fundación contra el cáncer, en lugar de serle heredada a él. Sin embargo, el
estudiante (no faltaba más) obviamente se opuso a esta idea.
Por el sólo hecho de haber nacido en un país desarrollado, tenemos
acceso a muchas cosas en las cuales no hemos puesto ningún esfuerzo en lo
absoluto, como por ejemplo el teléfono, el automóvil, la electricidad, el agua
potable, etc. Estos dones del ingenio humano y la invención no degradan
nuestras vidas, sino que, muy por el contrario, nos enriquecen y hacen más
fácil la vida. Lo que nos degrada es nuestra falta de preocupación por todos
aquéllos desafortunados que deben padecer la pobreza, el hambre, y la falta de
vivienda. Los diseños y modelos sociales propuestos en este ensayo se limitan a
proporcionar la oportunidad para que las personas desarrollen su máximo
potencial en cualquier emprendimiento que elijan, sin el temor de la pérdida de
la individualidad o la sumisión a la uniformidad.
Una economía basada en recursos incluye, por definición, la
participación de todas las personas en sus beneficios. En un sistema monetario
hay una razón inherente para la corrupción y que es ganar una ventaja
competitiva sobre otra persona. Sin intereses creados o el uso del dinero, ya no
hay ninguna razón ni beneficio en callar nuestra verdadera opinión, falsificar
información o tomar ventaja de nadie. No habrá necesidad de ninguna barrera
social rígida subyacente que limite la participación de cualquier persona o
restringa la introducción de nuevas ideas. El objetivo principal será el acceso a
la información y la disponibilidad de bienes y servicios para todas las personas.
Esto permitirá a la gente a estar dispuesta a participar en los emocionantes
nuevos desafíos de esta sociedad.
Una economía basada en recursos podría crear un entorno que aliente la
más amplia gama de individualidad, creatividad, emprendimiento constructivo
y cooperación, sin ningún tipo de elitismo o sectarismo, ya sea técnico o de otro
tipo. Más significativamente, una economía basada en recursos generaría un
sistema de incentivos muy diferente, sobre la base de una preocupación por el
medioambiente y el bienestar de la humanidad. Esto no sería una cultura
uniforme, sino una que estaría diseñada para estar en un constante proceso de
crecimiento y mejora. A medida que mejoramos las vidas de los demás,
protegemos nuestro medioambiente y trabajamos hacia la abundancia. Toda
nuestra vida será más rica y segura. Si estos valores se pusieran en práctica nos
permitiría a todos alcanzar un nivel de vida mucho mayor, en un período
relativamente corto de tiempo. Un nivel de vida que mejoraría continuamente.
En un futuro en que las instituciones comerciales ya no existan, la necesidad de
cárceles, abogados, anuncios publicitarios, bancos o la bolsa ya no servirán a
ningún propósito útil. En la sociedad del futuro, en la que el sistema monetario
de la escasez ha sido superado por una economía basada en recursos, y la
mayoría de las necesidades físicas y creativas sean satisfechas, la propiedad
privada, tal como la conocemos, dejará de ser una necesidad para proteger el
acceso a los bienes y servicios. El concepto de la propiedad no sería de ninguna
ventaja en una sociedad de abundancia.
Aunque esto es para muchos difícil de imaginar, incluso las personas
más ricas de hoy serían inmensamente mejores en una sociedad altamente
productiva basada en recursos. Hoy en día, en los países desarrollados, la clase
media vive mucho mejor que los reyes y los ricos de otras épocas. Del mismo
modo, en una economía basada en recursos todos podrán vivir vidas más ricas
que la de los poderosos y ricos de hoy, no sólo material sino también
espiritualmente.
La gente sería libre de seguir cualquier ámbito de emprendimiento
constructivo de su elección, sin ninguna de las presiones económicas,
restricciones, deudas o impuestos que le son inherentes en el sistema monetario
actual. Por emprendimiento constructivo, nos referimos a todo aquello que
mejore la vida de la persona y de los demás, al mismo tiempo que proteja el
medioambiente mundial. Cuando la educación y los recursos están disponibles
para todos, sin un precio, no habrá ningún límite para el potencial humano.
Con estos importantes cambios, las personas puedan vivir vidas más longevas,
significativas, saludables y productivas. En tal sociedad, la medida del éxito se
basa en el cumplimiento de cada uno de los objetivos individuales en lugar de
basarse en la adquisición de la riqueza, la propiedad, y el poder.
El Proyecto Venus
El Proyecto Venus es una organización que se basa en las ideas, los
diseños y la dirección presentados en los capítulos anteriores. Representa
muchos años de investigación y dedicación por parte de su creador y Director
de Proyecto, Jacque Fresco. Su centro de investigación y diseño de 25 acres está
situado en Venus, Florida, donde el futuro está tomando forma hoy. La función
del proyecto Venus es diseñar, desarrollar y preparar planes para la
construcción de una ciudad experimental basada en los principios antes
esbozados. En este sentido, se han construido nueve edificios experimentales y
se están desarrollando sistemas de energía alternativa, diseños de ciudades,
medios de transporte, sistemas de fabricación, y mucho más. En apoyo de esta
investigación es que estamos creando maquetas, representaciones y modelos;
realizando seminarios junto con la producción de libros, vídeos y otros
materiales escritos para introducir a la gente a los objetivos del Proyecto Venus.
El Proyecto Venus se encuentra en proceso de introducción de un
conjunto de valores y procedimientos que permitan lograr la transformación
social. El Proyecto Venus proporcionará los diseños y planos de un prototipo de
comunidad que pondrá a prueba la validez de sus propuestas sociales y
establecerá un centro permanente de planificación que podría utilizarse para
modelar proyectos futuros de corto y largo plazo. Asimismo, propone una
orientación pertinente para que las personas sean capaces de adaptarse
intelectual y emocionalmente a nuestra nueva era tecnológica. Cualquier cosa
por debajo de un diseño social global sería inapropiado y mucho menos eficaz.
Nuestras propuestas se presentan al público en general y a todas las
instituciones educativas, a quienes invitamos a participar. Si una cantidad
suficiente de gente encuentra que las propuestas son aceptables y elige
unírsenos en este nuevo grupo de presión, esto podría ayudar a formar el
núcleo de una organización para promover los objetivos del Proyecto Venus.
Las configuraciones circulares de las nuevas ciudades según lo
propuesto por el Proyecto Venus, no son meramente conceptualizaciones de
tipo arquitectónico estilizado, sino que son el resultado de años de
investigación para proporcionar, en forma eficiente y económica, un entorno
que sirva de manera óptima a las necesidades de sus ocupantes. Sin suficiente
conocimiento de la relación simbiótica entre la humanidad y el medioambiente,
sería muy difícil desarrollar soluciones viables a muchos de nuestros
problemas. En la planificación de esta nueva ciudad, el proyecto Venus ha
considerado éste, y muchos otros factores, en un cuidadoso examen y estudio.
Esta nueva ciudad experimental se dedicará a trabajar en pro de los objetivos y
metas del Proyecto Venus, que son los siguientes:
1. La conservación de todos los recursos del mundo como patrimonio
común de todas las personas de la Tierra. Trascender y derribar todas las
fronteras artificiales que separan a las personas. Evolucionar de una economía
monetaria a una economía mundial basada en recursos. Reclamar y restablecer
el medioambiente natural al máximo de nuestras capacidades. Rediseñar
nuestras ciudades, los sistemas de transporte, la agricultura y las plantas
industriales para que sean energéticamente eficientes, limpias, y sirvan
convenientemente a las necesidades de todas las personas.
2. Evolucionar hacia una sociedad cibernética que pueda erradicar
gradualmente la necesidad de gobiernos políticos locales, ya sea nacionales o
supranacionales, por medio de la gestión social. Compartir y aplicar la totalidad
de las nuevas tecnologías para beneficio de todas las naciones. Usar fuentes de
energía limpias y renovables, tales como energía eólica, solar, geotérmica,
mareomotriz, etc. En última instancia, utilizar los productos de la más alta
calidad para beneficio de todos los pueblos del mundo. Exigir estudios de
impacto ambiental previo a la construcción de cualquier megaproyecto.
Fomentar el más amplio margen para la creatividad y el incentivo a las tareas
constructivas. Ayudar en la estabilización de la población del mundo, a través
de la educación y el control voluntario de la natalidad, para ajustarse a la
capacidad de carga de la tierra. Erradicar el nacionalismo, el fanatismo y los
prejuicios a través de la educación. Eliminar cualquier tipo de elitismo,
formación exclusiva ú otro tipo de sectarismo. Llegar a metodologías de
desarrollo basadas en la investigación meticulosa en lugar de basarse en
opiniones caprichosas.
3. Mejorar la comunicación en las nuevas escuelas con el fin de que nuestro
lenguaje y educación sea pertinente a las condiciones físicas del mundo que nos
rodea. Proporcionar no sólo las necesidades cotidianas de la vida, sino que
también ofrecer desafíos que estimulen la mente, haciendo hincapié más en la
individualidad que en la uniformidad. Por último, preparar a las personas
intelectual y emocionalmente para los posibles cambios que se avecinan.
Al igual que todas las demás propuestas sociales innovadoras, ésta
comienza con unas pocas personas que dedican parte de su tiempo a informar a
otros de los beneficios humanitarios de esta nueva dirección. Las personas son
invitadas a participar en cualquier disciplina en la que pueden ayudar a llevar a
cabo el diseño inicial de las fases experimentales de esta nueva ciudad. Un
equipo interdisciplinario de ingenieros de sistemas, programadores,
arquitectos, urbanistas, sociólogos, psicólogos, educadores y similares también
será necesario. El diseño del proyecto Venus no considera las condiciones del
medioambiente como fijas o estáticas. Debemos permitir la adaptación y el
cambio en el sistema como un proceso continuo. De este modo se evitaría la
tendencia a perpetuar configuraciones temporales más allá de su período de
utilidad. La ciudad circular propuesta por el Proyecto Venus sería una fase de
transición y podría evolucionar a partir de una sociedad orientada al dinero
semi-cooperativa hasta llegar a una sociedad completamente basada en la
economía de recursos. Este podría ser el prototipo de una serie de nuevas
ciudades que se construirán en diversos lugares de todo el mundo. La tasa de
progresión dependerá de la disponibilidad de los fondos recaudados durante
las primeras etapas y del número de personas que se identifiquen, participen y
apoyen los objetivos y la dirección del Proyecto Venus.
A medida que estas nuevas comunidades se desarrollen y sean ampliamente
aceptadas, podrían muy bien constituir la base de una nueva civilización, de
preferencia a través de un proceso de evolución y no de revolución. Somos muy
conscientes de que nadie puede realmente predecir la forma del futuro. Sólo
podemos extrapolar la información sobre la información actual y sus
tendencias. El crecimiento de la población, el cambio tecnológico, las
condiciones ambientales en todo el mundo y los recursos disponibles son los
principales criterios de las proyecciones futuras. También somos conscientes de
que no existe ninguna filosofía o punto de vista, ya sea religioso, político,
científico o ideológico, de la que alguien no pueda disentir o estar en
desacuerdo. Sin embargo, creemos que los únicos aspectos del proyecto Venus
que podrían parecer amenazadores para algunas personas son aquéllos que
otros proyectan sobre él.
El Proyecto Venus no es ni utópico, ni orwelliano, ni refleja los
impracticables sueños de idealistas. En lugar de ello, presenta metas alcanzables
que sólo requieren de la aplicación inteligente de lo que ya sabemos. Las únicas
limitaciones son aquélla que nos imponemos nosotros mismos.
Traducción al Español por elinjenierillo@hotmail.com

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